CARRITO

El CIO o consultor tecnológico externo: una figura estratégica también para despachos profesionales en la era digital

Jordi Amado Guirado
Jordi Amado Guirado
23/04/2025

En las grandes empresas es habitual contar con un CIO (Chief Information Officer) o director de sistemas de información, responsable de la estrategia tecnológica. Sin embargo, en España muchos despachos profesionales pequeños (asesorías, despachos de abogados, consultorías, etc.) ni siquiera contemplan esta figura. 

Tradicionalmente han visto la tecnología como algo secundario o exclusivo de grandes corporaciones. Pero la realidad actual es que la transformación digital afecta a todos, y la dirección tecnológica estratégica es clave incluso en firmas pequeñas. De hecho, un último estudio del barómetro del sector de los despachos profesionales 2024 muestra que el 80% de los despachos profesionales tenía intención de avanzar en su digitalización antes de fin de año, señal de que el sector es consciente de la importancia de la tecnología. Entonces, ¿por qué es relevante un CIO o un consultor tecnológico experto para estos despachos, cuáles son los riesgos de no tenerlo y cómo pueden solventarlo?

La necesidad de estrategia tecnológica en los despachos profesionales

En un despacho profesional moderno, la tecnología ya no es solo ordenadores y programas de ofimática: abarca la gestión digital de documentos, herramientas colaborativas en la nube, automatización de procesos contables o legales, comunicaciones seguras con clientes, cumplimiento normativo (p. ej., RGPD) y más. Contar con una estrategia tecnológica clara es fundamental para aprovechar estas innovaciones en favor del negocio. Aquí es donde el CIO juega un papel crítico. Este rol se encarga de alinear la tecnología con los objetivos de negocio, identificando qué soluciones necesita el despacho para ser más eficiente, competitivo y seguro. Incluso en una pequeña firma, un CIO (o equivalente) puede marcar la diferencia al planificar la transformación digital y guiar inversiones tecnológicas de forma inteligente.

¿Por qué también los despachos pequeños deberían prestar atención a esta figura? Porque enfrentan retos muy similares a los de cualquier empresa, aunque sea a menor escala. Deben modernizarse para ofrecer un mejor servicio y no quedarse atrás frente a competidores que adoptan nuevas herramientas. Por ejemplo, si un despacho implementa un sistema de gestión en la nube o firma digital, puede atender a sus clientes con mayor agilidad; pero hacerlo sin una visión estratégica podría interrumpir su operativa o malgastar recursos. Un CIO actúa de brújula tecnológica, asegurando que cada paso digital esté planificado, sea viable y aporte valor real al despacho. Además, ayuda a traducir la jerga técnica a términos de negocio, para que los socios o directores entiendan cómo la inversión en tecnología se convierte en eficiencia, ahorro de costes o mejores servicios al cliente.

CIO externalizado: profesionalizar la tecnología sin arruinarse

Para muchos pequeños despachos, contratar un CIO a tiempo completo no es viable económicamente ni tiene sentido organizativo. ¿La alternativa? Externalizar parcial o totalmente las funciones de dirección de TI. En la práctica, esto puede tomar la forma de un CIO externo o “virtual”, o asesor/consultor tecnológico externo,  es decir, un profesional o empresa de consultoría tecnológica que asume el papel de CIO de forma compartida. De hecho, ha surgido la figura del Virtual CIO (vCIO) orientada a pymes: alguien que analiza los procesos del negocio, entiende sus retos estratégicos y orienta todas las decisiones tecnológicas, alineando la estrategia de negocio y la tecnología. Así, el despacho obtiene una guía experta sin sumar un alto directivo fijo en su estructura.

¿Por qué puede ser interesante externalizar esta función? Estas son algunas ventajas de contar con un CIO externalizado o a demanda:

  • Experiencia y visión especializada: se accede a un talento senior en TI que probablemente un despacho pequeño no podría contratar full-time. Este profesional externo aporta el conocimiento actualizado de tendencias (nube, ciberseguridad, automatización, etc.) y ha visto casos similares, con lo que puede asesorar con criterio sobre qué le conviene al despacho. En otras palabras, se incorpora un “director de tecnología” de alto nivel a un coste asumible.
  • Coste flexible y controlado: en lugar de asumir el coste fijo de un salario ejecutivo, se paga solo por las horas o proyectos necesarios. Muchas pymes no pueden asumir el coste de un CIO interno a tiempo completo, y en algunos casos ni siquiera necesitan a alguien en jornada completa​. La externalización permite ajustar el servicio a las necesidades reales (por ejemplo, unas pocas horas al mes para reuniones estratégicas, revisión de sistemas, formación, etc.). Esto mantiene la inversión en tecnología bajo control y predecible.
  • Planificación estratégica y no solo “apagar fuegos”: un CIO externalizado trabajará desde el inicio en elaborar una estrategia tecnológica a 1-3 años para el despacho, priorizando qué proyectos abordar, con qué presupuesto y en qué plazo. Por ejemplo, puede diseñar un plan de transformación digital escalonado, un plan de mejora en ciberseguridad a corto y medio plazo, y establecer políticas de continuidad de negocio​. Con esta hoja de ruta, el despacho pasa de ser reactivo a proactivo, evitando inversiones impulsivas o quedarse paralizado.
  • Acompañamiento en la ejecución: además de planificar, el CIO externo suele encargarse de coordinar la implantación de las soluciones acordadas. Actúa como interlocutor con los distintos proveedores (de software de gestión, de seguridad, de comunicaciones, …), asegurando que cumplan con lo requerido y que las soluciones se integren bien entre sí. También verifica que el personal del despacho reciba la formación necesaria y acepta feedback para ir ajustando las soluciones. En suma, es un guía durante todo el proceso de digitalización, no solo un consultor que entrega un informe y se va.
  • Objetividad e independencia: al no ser un simple vendedor de un producto, un CIO externalizado aporta una visión objetiva sobre qué tecnología adoptar. Su lealtad es hacia la estrategia del despacho, no hacia ninguna marca o proveedor. Esto evita que el despacho tome decisiones solo basadas en la recomendación de quien le quiere vender algo. El CIO externo evaluará distintas opciones y recomendará la que mejor encaje sin sesgos, sirviendo de filtro experto.
  • Mejora en la seguridad y cumplimiento: un beneficio inmediato de profesionalizar la función de TI es reforzar la ciberseguridad y el cumplimiento normativo. El experto externo audita la situación actual (¿hay brechas? ¿se cumplen las medidas exigidas por ley?), implementa o actualiza las políticas de seguridad y deja establecido un protocolo de respuesta ante incidentes​. Esto da tranquilidad a los socios del despacho, sabiendo que hay un plan para proteger la información y mantener la continuidad del negocio ante imprevistos.
  • Enfoque en el core del negocio: al delegar la gestión tecnológica estratégica en un especialista, los profesionales del despacho (abogados, asesores, consultores) pueden centrarse en lo que mejor saben hacer, que es atender a sus clientes y llevar los temas propios de su área. Se reduce la carga de preocuparse por la tecnología y se elimina esa sensación de ir a ciegas en temas técnicos. En su lugar, las decisiones TI pasan por un criterio experto que las justifica y explica en términos de negocio.

Desde luego, externalizar no significa desentenderse: la dirección del despacho debe implicarse en trabajar codo con codo con este CIO externo, fijar juntos prioridades y estar abiertos a los cambios propuestos. Pero a cambio de esa colaboración, el despacho obtiene un salto de profesionalización en su transformación tecnológica. Es como tener acceso a las mismas buenas prácticas y enfoques que tendrían las firmas grandes (que sí tienen CIO interno), adaptadas a la escala y presupuesto de una pequeña firma​. En definitiva, se nivela el terreno de juego para que el tamaño no sea obstáculo a la hora de innovar.

Conclusión: tecnología con rumbo definido, también en los pequeños despachos

La figura del CIO o asesor tecnológico externo puede ser la gran aliada oculta que muchos despachos profesionales en España aún no saben que necesitan. Vivimos un momento en que la digitalización ya no es opcional ni exclusiva de gigantes: afecta por igual al bufete de abogados a pie de calle, a la asesoría fiscal de un barrio o a la consultoría independiente. No incorporar liderazgo tecnológico estratégico equivale a navegar sin brújula en un océano lleno de oportunidades (pero también de tormentas digitales). En cambio, al apoyarse en un CIO o consultor tecnológico externo  —sea interno en firmas mayores, o externalizado en firmas pequeñas—, el despacho gana claridad de rumbo: sabe qué tecnología adoptar, cómo hacerlo sin riesgos, y para qué hacerlo en términos de negocio.

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Jordi Amado Guirado

Socio fundador y director de Amado Consultores. Licenciado en Económicas por la Universidad de Barcelona (UB). Economista miembro del Colegio de Economistas de Cataluña y del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). Lleva más de 25 años asesorando y colaborando con despachos profesionales (asesorías y firmas de abogados) y con empresas vinculadas al sector profesional (Mutuas, Compañías de Software, Editoriales, Entidades financieras, Colegios y Asociaciones profesionales). Ha escrito y publicado numerosas obras y artículos sobre gestión y dirección de despachos, en total más de 15 obras y más de 150 artículos en prensa y revistas del sector.

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