CARRITO

La problemática de la jubilación profesional

Jordi Amado Guirado
Jordi Amado Guirado
06/05/2011

Las razones que me han llevado a escribir este artículo básicamente han sido dos. Una de ellas, quizás la principal y primera, ha sido fruto de la observación y de mi continuo contacto con compañeros de profesión (abogados, economistas,…) y con clientes que son profesionales y a la vez titulares de pequeños y medianos despachos. Mi conclusión es que en general son muy pocos los profesionales–titulares de un despacho que han planificado y meditado sobre cómo abordar la jubilación.

La segunda razón es una reflexión puramente personal. Cuando uno supera los 50 años, empieza a plantearse preguntas “existenciales” del tipo; ¿El ritmo de trabajo y responsabilidades que estoy asumiendo ahora, las podré mantener a los 58 años… a los 60 años? ¿Tengo equipo o profesionales que puedan sustituirme y continuar “tirando del carro”? ¿Mi actual nivel de vida lo podré  mantener o me veré obligado a continuar trabajando hasta después de la jubilación? A los 35 a los 40, 45 años reflexiones de este tipo ni te las planteas.

A continuación, y sin querer dar lecciones de ningún tipo, intentaré ordenar las situaciones más habituales que se están dando en el sector respecto a la problemática de la jubilación, y a partir de estas situaciones cada uno podrá sacar sus propias conclusiones.

DIFERENTES SITUACIONES QUE SUELEN DARSE EN EL SECTOR RESPECTO A LA JUBILACIÓN

Básicamente se podría establecer tres grandes grupos o problemáticas:

a) Los profesionales que son socios de grandes firmas. En general es un tema que ya está planificado y regulado estatutariamente. Normalmente a los 55-60 años pasan a una nueva etapa, previa a la jubilación, donde la implicación en el día a día es cada vez menor. Lo que los anglosajones denominan funciones de Of Counsel.

b) Profesionales con un despacho profesional propio, pequeño–mediano, que han resuelto el relevo generacional. Es decir, sus hijos han asumido la dirección y liderazgo del despacho. Normalmente los que han conseguido “encajar” la problemática del relevo, suelen disfrutar de una segunda juventud, pues quedan liberados de la presión del día a día y pueden dedicarse a “pensar” en el futuro de despacho, a mimar y fidelizar a los mejores clientes, a promocionar la firma… etc. He conocido casos de éxito donde el despacho ha sufrido una auténtica transformación en positivo, mayor facturación, mejores clientes, más notoriedad y prestigio.

También en este tipo de firmas, el titular y/o fundador, una vez jubilado definitivamente, continúa percibiendo unos ingresos del despacho por el fondo de comercio generado, normalmente en conceptos de dividendos. Esta práctica también conviene regularla estatutariamente y planificarla desde un punto de vista económico, pues estos ingresos “vitalicios” que percibe el fundador o socios fundadores no pueden lastrar la tesorería o recursos económicos del despacho. Se pueden buscar diferentes fórmulas, pero recomiendo  limitarlo temporalmente.

He dicho anteriormente que viven una segunda juventud aquellos que han conseguido resolver el relevo generacional, sin embargo no es fácil, ni podríamos decir que sea lo más frecuente. He conocido muchísimos más casos donde el titular debe continuar estando al frente del despacho, porque sus hijos no tienen capacidad ni preparación para asumir la dirección del despacho, y lo más triste y duro es que estos hijos difícilmente encontrarán adaptación o una salida en otro despacho o empresa. Lo más inteligente en estos casos por parte del titular o fundador del despacho seria venderlo, pues cuando ya no pueda dirigirlo o haya fallecido, todo suele ser más complicado. En una perspectiva de 5 – 10 años, estos despachos desaparecerán, se produce una pérdida de clientes paulatina, los mejores profesionales se suelen marchar y a veces incluso “arrastran” a los mejores clientes. En resumen se llega a una situación de deterioro continuo del valor del fondo de comercio y prestigio del despacho.

c) Profesionales que no tienen continuidad o relevo, bien porque no han tenido descendencia, o bien porque aun teniéndola los hijos se han dedicado a otra profesión, o bien no han querido vincularse al despacho. En este grupo nos podemos encontrar básicamente dos situaciones;

c.1) Profesionales que han conseguido ahorrar y generar un patrimonio durante su etapa profesional más activa y además han cotizado al máximo a la Seguridad Social. En estos casos el profesional continua dirigiendo su despacho más por una cuestión vocacional y de satisfacción personal, que no por una razón económica. No obstante llega un momento que de una forma natural, el titular decide traspasar su despacho a un compañero, o incluso muchas veces se traspasan o se llega a un acuerdo con los mejores profesionales o trabajadores de la firma.  La única critica que le hago a esta forma de proceder, es que en la mayoría de las ocasiones se establecen acuerdos y condiciones económicas no siempre óptimas para el vendedor, si bien es comprensible, pues a veces existe un vínculo emocional con el pasado, del cual es muy difícil desprenderse…

c.2) Finalmente están aquellos profesionales que no han conseguido ahorrar lo suficiente para la jubilación, y sólo cuentan con la pensión de la jubilación, que en algunos casos es la mínima. Desgraciadamente estos profesionales se ven “obligados” a continuar dirigiendo el despacho, pues suele ser su única fuente de ingresos ¿Por qué se ha llegado a esta situación? Básicamente por una falta de previsión y también a veces por una falta de realismo. La capacidad física y mental que uno puede tener a los 50 años, no es eterna, y seguro que a los 65 años, aunque la experiencia acumulada es mucha y es un activo, no es recomendable estar todavía “en las trincheras” como si se tuviesen 50 o 45 años. Estos despachos también suelen entrar en declive, si no se han tomado las medidas correctas a tiempo, para que pueda transmitir su fondo de comercio con un valor máximo positivo.

ALGUNOS CONSEJOS PARA CONSEGUIR UNA PLÁCIDA JUBILACIÓN

Como colofón final de este articulo incluiré algunos consejos fruto de mi experiencia en procesos de transmisión y fusión entre despachos.

1) Conseguir el ahorro para la jubilación debe ser un objetivo: construir un patrimonio para complementar las pensiones públicas y poder mantener el nivel de vida durante la etapa de jubilación.

2) No mezclar las finanzas personales/familiares con las finanzas del despacho. Un despacho, aunque se trate de una firma unipersonal, debe gestionarse como una empresa. Lo que se “retira” el titular debe considerarse como honorarios y/o como distribución de beneficio, pero siempre es aconsejable y obligatorio contabilizarlo.

3) Si no existe relevo generacional, todo profesional, al igual que cualquier empresario, debería preparar con un año o dos de antelación el despacho para su mejor venta. Cuando uno pretende vender su casa, realiza una serie de mejoras como pintarla, ordenarla, reparar averías… con el fin de mejorar su aspecto y que sea más atractiva a la vista. Entonces con mayor razón conviene que el titular de un despacho haga todos los pasos para mejorar su valor, minimizar riesgos, valorar su fondo de comercio…etc., En definitiva, conseguir que su despacho sea atractivo a un buen número de potenciales compradores.

Optimizar la venta del despacho en algunos casos puede significar la tranquilidad económica para la jubilación. La preparación es el 99% del éxito.

4) Si finalmente decide vender el despacho a los mejores profesionales o trabajadores de su firma, antes es importante tener un “as en la manga”. En su mesa debe disponer como mínimo de una o dos ofertas en firme de potenciales compradores externos.

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Jordi Amado Guirado

Socio fundador y director de Amado Consultores. Licenciado en Económicas por la Universidad de Barcelona (UB). Economista miembro del Colegio de Economistas de Cataluña y del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). Lleva más de 25 años asesorando y colaborando con despachos profesionales (asesorías y firmas de abogados) y con empresas vinculadas al sector profesional (Mutuas, Compañías de Software, Editoriales, Entidades financieras, Colegios y Asociaciones profesionales). Ha escrito y publicado numerosas obras y artículos sobre gestión y dirección de despachos, en total más de 15 obras y más de 150 artículos en prensa y revistas del sector.

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